FUGAZ María Ortega Estepa 06.09 - 28.10.22

  

 
Un claro inesperado
100 x 100 cm., mixta sobre madera

 

FUGAZ

Deseamos, a la vez que miramos para otro lado y con la mayor fuerza de la que somos capaces, a la Naturaleza. Nos reconocemos en ella y a menudo ansiamos también perdernos, extraviarnos y pertenecer a su magnitud, tomando parte de esa palpitante dimensión natural que en las piezas de María Ortega Estepa aparece tan convulsa, casi pasional.

Es el arte mediante la fértil capacidad de sus imágenes, el que brinda puntos de encuentro a nuestros dilemas y nos guía hacia nuevas posibilidades de comprensión. Entender la naturaleza es extraviarse en ella, es ese lugar hacia donde queremos escapar de todo, ese hacerse preguntas. Quien se propuso enfrentarse a ella e interpretarla sabe bien de las dificultades que sus infinitas facetas presentan. 

 

           
 
China se abrió para nosotros
30 x 40 cm., mixta sobre madera 

                                 

María Ortega Estepa construye espacios de confluencia entre materiales acumulados que dan cuenta de la heterogeneidad del mundo natural: acrílico mezclado con óleo, a veces diluido, otras denso, grafito sobre papel y témpera se reparten el espacio cargado de encuentros entre mundos interiores y exteriores. El espacio de sus piezas se puede recorrer, penetrar, se puede transitar en múltiples ritmos pues es un espacio impreciso, cargado de potenciales diálogos con un entorno fantasioso que, sin embargo, se nos antoja real, verdadero.

Cosmos. La armonía II
120 x 120 cm., mixta sobre papel 
  

De ese contacto permanente con lo vegetal convertido en cómplice ha quedado una huella perenne en su personalidad, que parece desear a la vez que respetar y admirar a lo primigenio. Estos cuadros compiten con la naturaleza, sí, qué duda cabe. Pero también la prolongan, la ensanchan, la reinterpretan. establecer este tipo de sutiles diálogos con la naturaleza y para traducirnos a nosotros las impresiones de lo que recibió de ellos, transformando en magia sus hallazgos, creando una poética cada vez más madura, cada vez más personal.

 

 

Heridas que tocan el corazón
55 x 70 cm., mixta sobre papel
 

Un viaje que nos impulsa a penetrar un espacio familiar e ignorado donde la densidad de experiencias que allí se acumulan nos hacen percibirlo como un lugar donde las historias se sedimentan y donde lo natural, saturado de presencias, se nos antoja habitado. Y todo se resume en la palabra FUGAZ.

 

María Ortega Estepa 

 

 

 

Mapping-me
19 x 19 cm., mixta sobre madera

 

 

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